En 1997, el diario británico The Guardian publicó un “Top 10 de playas en el mundo”. Entre ellas se encontraba la de Rodas, en las islas Cíes. Ya antes, la fama de este paraíso en la entrada de la ría de Vigo era conocida por vecinos y por visitantes, pero desde entonces se convirtió en un lugar de referencia para turistas de todo el mundo. Rodeado por bosque autóctono, este arenal de 1,3 kilómetros con forma de amplia concha, fina arena blanca y aguas turquesa es el escenario perfecto para sentir la libertad, el mar y la naturaleza.
De la playa de Rodas hasta el Alto do Príncipe
Vigo, Cangas o Baiona son los tres puertos desde los que, en temporada alta, los catamaranes de línea regular salen hacia este archipiélago. Desde luego merece la pena hacer este trayecto marítimo de menos de una hora. En este tiempo, estaréis acompañados por el balanceo del barco, mientras la brisa fresca arropa la visión en este mirador privilegiado en pleno océano Atlántico. Durante la travesía podréis aprovechar para descubrir las villas más importantes de este tramo de la costa de Pontevedra y el perfi l inconfundible de Vigo. Las Cíes sólo distan 14 kilómetros de esta última.
La playa más hermosa del mundo
La mejor fotografía de las tres islas, la Norte o Monteagudo, la del Medio o del Faro y la Sur o San Martiño, se queda pequeña al lado de su belleza natural. El embarcadero puede considerarse el centro neurálgico desde el que comenzar a explorar este paraíso. Ya Ptolomeo apodó al archipiélago como las “Islas de los Dioses”.
A pesar de su aparente soledad en la entrada de la ría de Vigo, a modo de gran dique protector, una vez aquí sabréis que las Cíes ocupan un importante lugar en la historia. Fueron territorio del hombre en el Paleolítico y en el Neolítico. De la Edad del Bronce data el castro “As Hortas”, situado en la ladera del monte Faro, que también fue ocupado durante la época romana. Algunos autores incluso sostienen que Julio César pisó este territorio. No quedan restos de las invasiones suevas, pero en el siglo VI se instalaron aquí dos conventos: San Martiño en la isla Sur y Santo Estevo en la isla del Medio. Sobre las ruinas de este último se construyó el actual Centro de Interpretación, junto al que aún podréis ver un sepulcro antropomorfo.
Vigo, Cangas o Baiona son los tres puertos desde los que, en temporada alta, los catamaranes de línea regular salen hacia este archipiélago. Desde luego merece la pena hacer este trayecto marítimo de menos de una hora. En este tiempo, estaréis acompañados por el balanceo del barco, mientras la brisa fresca arropa la visión en este mirador privilegiado en pleno océano Atlántico. Durante la travesía podréis aprovechar para descubrir las villas más importantes de este tramo de la costa de Pontevedra y el perfi l inconfundible de Vigo. Las Cíes sólo distan 14 kilómetros de esta última.
La playa más hermosa del mundo
La mejor fotografía de las tres islas, la Norte o Monteagudo, la del Medio o del Faro y la Sur o San Martiño, se queda pequeña al lado de su belleza natural. El embarcadero puede considerarse el centro neurálgico desde el que comenzar a explorar este paraíso. Ya Ptolomeo apodó al archipiélago como las “Islas de los Dioses”.
A pesar de su aparente soledad en la entrada de la ría de Vigo, a modo de gran dique protector, una vez aquí sabréis que las Cíes ocupan un importante lugar en la historia. Fueron territorio del hombre en el Paleolítico y en el Neolítico. De la Edad del Bronce data el castro “As Hortas”, situado en la ladera del monte Faro, que también fue ocupado durante la época romana. Algunos autores incluso sostienen que Julio César pisó este territorio. No quedan restos de las invasiones suevas, pero en el siglo VI se instalaron aquí dos conventos: San Martiño en la isla Sur y Santo Estevo en la isla del Medio. Sobre las ruinas de este último se construyó el actual Centro de Interpretación, junto al que aún podréis ver un sepulcro antropomorfo.
Ataques piratas a las islas
Los ataques piratas de los turcos, tunecinos e ingleses en la ría de Vigo también llegaron a las islas Cíes, que incluso fueron arrasadas por el famoso corsario inglés Francis Drake. Estos asaltos provocaron planes de fortifi cación posteriores, la construcción de un almacén de artillería en 1810 en el antiguo monasterio de Santo Estevo, un cuartel de carabineros y la cárcel próximos a la playa de Nosa Señora.
Avanzados los años, el auge de la actividad conservera en la costa también hizo que sobre 1840 se levantaran aquí dos fábricas de salazón, entre otras construcciones, pero que fueron cesando la producción debido a la competencia hasta llegar a desaparecer. Igual que lo hizo la siempre intermitente y pequeña población local, la mayoría originaria de Cangas, a la par que crecía el interés turístico por este destino. No os dejéis llevar por la tentación de permanecer tumbados en cualquiera de estas playas que, por sus características naturales, bien parecen asociadas a destinos tropicales, igual que otras de Galicia. La más larga de Rodas, la de Nosa Señora, la nudista de As Figueiras, la cala de A Cantareira,… Aprovechad para explorar las islas Norte y la del Medio, unidas entre sí por un pequeño dique que dio lugar a una laguna de agua salada, y por el arenal de Rodas.
La mejor panorámica
Sin duda, la ruta hacia el monte Faro es la preferida debido a la espectacularidad de la subida: en pronunciada pendiente y en zigzag, alcanzando los 175 metros sobre el nivel del mar. En esta cumbre se encuentra el faro de Cíes, que data de 1852.
Los ataques piratas de los turcos, tunecinos e ingleses en la ría de Vigo también llegaron a las islas Cíes, que incluso fueron arrasadas por el famoso corsario inglés Francis Drake. Estos asaltos provocaron planes de fortifi cación posteriores, la construcción de un almacén de artillería en 1810 en el antiguo monasterio de Santo Estevo, un cuartel de carabineros y la cárcel próximos a la playa de Nosa Señora.
Avanzados los años, el auge de la actividad conservera en la costa también hizo que sobre 1840 se levantaran aquí dos fábricas de salazón, entre otras construcciones, pero que fueron cesando la producción debido a la competencia hasta llegar a desaparecer. Igual que lo hizo la siempre intermitente y pequeña población local, la mayoría originaria de Cangas, a la par que crecía el interés turístico por este destino. No os dejéis llevar por la tentación de permanecer tumbados en cualquiera de estas playas que, por sus características naturales, bien parecen asociadas a destinos tropicales, igual que otras de Galicia. La más larga de Rodas, la de Nosa Señora, la nudista de As Figueiras, la cala de A Cantareira,… Aprovechad para explorar las islas Norte y la del Medio, unidas entre sí por un pequeño dique que dio lugar a una laguna de agua salada, y por el arenal de Rodas.
La mejor panorámica
Sin duda, la ruta hacia el monte Faro es la preferida debido a la espectacularidad de la subida: en pronunciada pendiente y en zigzag, alcanzando los 175 metros sobre el nivel del mar. En esta cumbre se encuentra el faro de Cíes, que data de 1852.
Desde aquí tendréis una magnífica panorámica del archipiélago que compensará el esfuerzo previo y la falta de aliento. Esta caminata os permitirá explorar buena parte de la isla del Medio y sus valores naturales y culturales: el Centro de Interpretación de la Naturaleza; la playa de Nosa Señora, la Piedra de la Campana, perforada por la fuerza de los vientos atlánticos cargados de salitre, y el observatorio de aves. Veréis cuervos marinos, pero sobre todo gaviotas patiamarillas. Aquí está la mayor colonia de esta especie en la Península Ibérica, siendo los habitantes más numerosos de las Cíes. Esta ruta también os conectará con el faro da Porta, una señal marítima que custodia el estrecho del mismo nombre, y desde el que ver en toda su plenitud la solitaria isla de San Martiño, sólo accesible en barco, y donde está situado el faro dos Bicos.
Fuente: Turgalicia